Protocolo de kioto 1997 (Resumen)
A menudo leemos en las noticias informaciones
acerca del conocido Protocolo
de Kioto (o Kyoto) sobre el cambio climático, un acuerdo internacional que
se firmó con vistas reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y así
minimizar los efectos del calentamiento global, pero, ¿en qué consiste este
protocolo exactamente y qué influencia tiene - o puede llegar a tener - para el
Planeta?
Este acuerdo se creó a modo de respuesta por la
amenaza que suponía el campo climático y los problemas que las industrias
mundiales plantean al medio ambiente. El impulsor fue la Organización de
Naciones Unidas (ONU) en el año 1997 en Kyoto (Japón). Propone conseguir que
los países (especialmente los más industrializados y que más contaminan) se
comprometan a adoptar medidas para reducir sus emisiones. Ahora mismo, y
dependiendo siempre de cada nación, se propone la reducción de al menos un 5,2%
en la emisión de gases altamente contaminantes que están destruyendo el
Planeta.
Gases cuya emisión se quiere reducir según el Protocolo de Kioto
Dióxido de carbono
Se produce en el mundo a gran
escala cada vez que se queman combustibles fósiles. El factor más determinante
para el cambio climático y el mayor objetivo de Kyoto.
Gas metano
Procede de los fertilizantes
que se usan en los procesos agrícolas, una de las actividades del hombre que
más daña el medio ambiente por los métodos que utiliza.
Óxido nitroso
Lo emiten los vehículos al
funcionar. Es uno de los gases de efecto
invernadero con mayor efecto en la atmósfera, por lo que es vital
regular su emisión al máximo.
Hidrofluocarbono, perfluorocarbono y
hexafluorocarbono de azufre
Otros gases contaminantes que
pretende reducir el tratado de Kyoto. Están presentes en muchos procesos
industriales.
En resumen, cada país firmante,
de forma individual, está obligado por Kioto a cumplir unos porcentajes de
emisión con el objetivo de disminuir la contaminación. Lo que se quiere lograr
son unas metas de reducción de emisiones para un número de países
industrializados, entre ellos todos los miembros de la Unión Europea. Los
permisos de contaminación (lo máximo que pueden contaminar) se calculan
dependiendo de las tasas de polución que cada nación emita.
Este Protocolo resulta de gran
importancia, al ser el único mecanismo internacional para hacer frente al
cambio climático y minimizar sus impactos. Se trata de un instrumento que se
encuentra dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático (CMNUCC), uno de los aparatos jurídicos internacionales más
importantes destinado a luchar contra el peligroso cambio climático. Este
protocolo intenta impulsar a los gobiernos a establecer leyes para cumplir con
sus compromisos y también las empresas deben tener una responsabilidad.
Podríamos catalogarlo como un primer e importante paso.
Problemas y complicaciones del Protocolo de Kioto
Este protocolo se enfrentó,
desde su inicio, a una serie de desacuerdos que han repercutido en su
efectividad. Al principio, fue ratificado por 156 países, pero después se
rechazó por los países más contaminantes del mundo:
Estados Unidos y Australia. Incluso países no tan industrializados, en vías de
desarrollo, firmaron en acuerdo, como es el caso de El Salvador. Éstos no
tienen que cumplir un objetivo específico, pero sí comprometerse con cierto
control y con la medición de sus niveles de emisión.
Ya desde su primera firma, en
1997, su entrada en vigor fue complicada. Gran culpa de ello la tuvo Estados
Unidos, un país altamente contaminante, tanto como en más de un
30% a escala mundial, que al principio apoyó el tratado, pero después su
presidente George W. Bush lo rechazó, dando prioridad a la competitividad de
las empresas en detrimento de la ecología. Otros países contaminantes hicieron
lo mismo al comienzo, como Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Tampoco
Rusia lo tuvo muy claro, aunque finalmente estampó su firma.
Sin embargo, en 2002,
igualmente lo ratificaron Japón, Canadá, Nueva Zelanda, China, India y Brasil
(éstos dos últimos, al ser países en vías de desarrollo, no tienen límites
precisos de emisión). En 2004, se dio verde al compromiso de Kyoto gracias a la
firma de Rusia.
Así, el 16
de febrero de 2005 fue un día importante para la ecología,
al ser el pacto ratificado por 141 países,
aunque no se encontraba entre estas firmas el gran país estadounidense. A día
de hoy, las naciones que siguen el tratado emiten un total de 62% de los gases
totales del Planeta.
Exigencias individuales del protocolo de Kioto
A los países miembros de la Unión
Europea se le exige una reducción del 8%.
Sin embargo, hoy por hoy no logrará cumplir plenamente sus objetivos más que en
un 6%, según estima la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). El problema
es que entre 1990 y 1996 la Unión Europea solo redujo sus emisiones de dióxido
de carbono en un 1%, un número muy inferior a lo que se pretendía.
La situación en España es
todavía más complicada. Actualmente, España supera
en un 40% las emisiones que producían hace 15 años y el
propio Ministerio de Medio Ambiente ya advirtió de las consecuencias nocivas
que tendrá el cambio climático en la Península Ibérica.
Aún queda mucho por hacer y el
Protocolo de Kyoto no es la perfecta solución, especialmente porque muchos
países contaminantes aún no dieron luz verde a la propuesta de cumplirlo. Sin
embargo, es una herramienta que nace como respuesta al cambio climático y se
espera que los gobiernos se comprometan más con esta y otras medidas en favor
de la ecología y la sostenibilidad.
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